Nuestra historia

Casa Isaitas

Casa Isaítas no es solo una Casa rural, es un refugio donde convergen historia, tradición y amor por la tierra. Sus muros de piedra guardan el eco de generaciones pasadas, mientras que cada rincón cuenta una historia de esfuerzo y dedicación. Para Moni y Marco, no es solo un negocio, sino un hogar que acoge a cada visitante con la calidez de un legado vivo. Aquí, el tiempo se detiene, permitiendo que quienes cruzan su umbral encuentren paz, autenticidad y el verdadero espíritu de Fuerteventura.

Un Hogar con Alma

Casa Isaítas no es una simple edificación; es un testimonio de historia, esfuerzo y amor por la tradición. Ubicada en el corazón de Pájara, esta casa rural del siglo XIX ha sido testigo de generaciones que han dejado su huella en sus paredes de piedra y vigas de madera. Marco y Moni, sus nuevos propietarios, sintieron la magia de este lugar desde el primer instante.

«Pilar nos enseñó la casa, sus terrazas, la cocina, los balcones… Salimos, nos miramos y supimos que este sería nuestro hogar», recuerdan emocionados. La decisión fue inmediata, un sí rotundo a un proyecto que iba más allá de lo material: un compromiso con la historia, con la esencia de la isla y con las memorias que aún susurran en cada rincón de la casa.

Renacer con Respeto

Tras años de desuso, Casa Isaítas requería cuidados, pero no cambios. «Dime tú, qué le vas a cambiar a esta maravilla de casa», dice Marco con admiración. En tres meses, la restauraron con esmero: recuperaron el antiguo horno con la ilusión de hornear su propio pan y reacondicionaron una habitación del patio para convertirla en un comedor íntimo. Pero la estructura, el alma de la casa, quedó intacta. «No éramos nadie para cambiar la historia de estas paredes», afirma Moni. Solo añadieron sus iniciales: MM, como una firma de amor y respeto por su nuevo hogar.

 

Renacer con Respeto

Tras años de desuso, Casa Isaítas requería cuidados, pero no cambios. «Dime tú, qué le vas a cambiar a esta maravilla de casa», dice Marco con admiración. En tres meses, la restauraron con esmero: recuperaron el antiguo horno con la ilusión de hornear su propio pan y reacondicionaron una habitación del patio para convertirla en un comedor íntimo. Pero la estructura, el alma de la casa, quedó intacta. «No éramos nadie para cambiar la historia de estas paredes», afirma Moni. Solo añadieron sus iniciales: MM, como una firma de amor y respeto por su nuevo hogar.

 

Un Recorrido de Esfuerzo y Sueños

La historia de Moni y Marco es una de perseverancia y pasión. Llegaron a Fuerteventura hace 25 años y se asentaron en Costa Calma, trabajando primero en un supermercado. Con esfuerzo, lograron abrir su propio negocio: un chiringuito de playa, luego un bar y, finalmente, su gran sueño, Casa Isaítas. Mientras sus hijos, Adrián y Yose, crecían, también lo hacía su amor por la gastronomía y el servicio. «Hemos crecido gracias a la gente, a nuestros clientes», confiesan.

Una Cocina con Alma

Moni nunca imaginó que su destino sería la cocina, pero un día, a los 35 años, descubrió su talento entre ollas y fogones. Su cocina es casera, sincera, heredada de las abuelas y guisanderas asturianas. «Todo a fuego lento, con productos frescos y de temporada», dice mientras prepara su famoso cachopo o las croquetas, cuya receta sigue siendo un secreto bien guardado. Entre sus creaciones más queridas está el polvito, un postre que sirve en pequeñas tarrinas, cada una cargada de recuerdos y dulzura.

El restaurante abre de miércoles a domingo, acogiendo a quienes buscan más que una comida: una experiencia. «Si alguien quiere descansar y ser feliz, que venga a Pájara», dice Moni, con la certeza de que en Casa Isaítas no solo se encuentra buena comida, sino también paz, historia y hogar.

Una Cocina con Alma

Moni nunca imaginó que su destino sería la cocina, pero un día, a los 35 años, descubrió su talento entre ollas y fogones. Su cocina es casera, sincera, heredada de las abuelas y guisanderas asturianas. «Todo a fuego lento, con productos frescos y de temporada», dice mientras prepara su famoso cachopo o las croquetas, cuya receta sigue siendo un secreto bien guardado. Entre sus creaciones más queridas está el polvito, un postre que sirve en pequeñas tarrinas, cada una cargada de recuerdos y dulzura.

El restaurante abre de miércoles a domingo, acogiendo a quienes buscan más que una comida: una experiencia. «Si alguien quiere descansar y ser feliz, que venga a Pájara», dice Moni, con la certeza de que en Casa Isaítas no solo se encuentra buena comida, sino también paz, historia y hogar.

Un Legado que Perdura

Entre el aroma del pan recién horneado y el sonido del viento acariciando las piedras centenarias, Casa Isaítas sigue escribiendo su historia. Moni y Marco, con sus manos trabajadoras y corazones generosos, han dado nueva vida a este rincón mágico de Fuerteventura. Y mientras Moni da un sorbo a su café y observa cómo el sol juega con las sombras en la terraza, sonríe y susurra: «Mira para arriba, en aquella piedra blanca: 1859. Esta casa nos ha elegido, y nosotros la elegimos a ella».

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